El futuro de Colombia tiene en el Cesar la mayor de sus esperanzas. Esta tierra con escenarios de glorias y olvidos, ha llegado a ser referente y orgullo patrio en sus escasos cincuenta años de vida. Durante este tiempo, hemos aprendido sobre las ventajas del territorio, los ríos, las ciénagas y la posibilidad de utilizar racionalmente los pisos térmicos de la Serranía de Perijá y la Sierra Nevada de Santa Marta; hemos apostado por la educación de las nuevas generaciones como medio indispensable para superar la pobreza; hemos tocado corazones en toda Colombia con la cultura vallenata y tenemos una visión clara de cómo avanzar hacia el año 2032, fecha de referencia adoptada por ordenanza departamental para llegar al más alto nivel de competitividad.
En estos años de trabajo incesante, hemos conseguido adelantar múltiples tareas para diversificar la economía, convirtiendo a la capital del Cesar en un importante centro de bienes y servicios que atiende alrededor de 1,5 millones de personas. Hemos firmado fuertes alianzas entre los sectores público, privado, la academia y la sociedad civil, promoviendo proyectos estratégicos como la Universidad Nacional sede Caribe, los centros de desarrollo tecnológico ganadero y pesquero, llegando al punto de tener a la Nación como socio principal en la construcción de la infraestructura que atraviesa al Departamento de sur a norte y de oriente a occidente, con el propósito de unir los núcleos de producción industrial del centro del país con los puertos localizados en el río Magdalena y en el mar Caribe.
La mujer Cesarense sigue teniendo un papel protagónico en la serie creciente de logros del departamento. Hemos tenido gobernadoras, alcaldesas, directoras de entidades descentralizadas, gerentes del sector financiero, empresarias exitosas, artistas de artes y letras que han elevado el nivel de gestión y ha merecido el constante reconocimiento de nuestra sociedad.
El gran mérito de lo que hoy estamos viviendo, lo tienen esas familias campesinas que sin preparación alguna para timonear en la modernidad, se atrevieron a fundar un departamento con el único propósito de ser dueños de su propio destino. Ese empuje innegable se ha convertido en distintivo para los que habitan este territorio y las acciones son la mejor carta de presentación: Las dos ciudades principales, Valledupar y Aguachica, brindan servicios de salud, educación, financieros, comerciales y de transporte aéreo y terrestre, a la población de sus áreas de influencia, la cual, por definición, se extiende más allá de los límites departamentales.
Los cincuenta años del Cesar llegaron en medio de las múltiples tareas que hoy atendemos y que permitirán alcanzar altos niveles de vida a nuestra población; la clave para este triunfo será la utilización racional de las potencialidades que brinda el entorno natural y cultural, lo cual facilitará avanzar hacia el fortalecimiento del sistema urbano – regional, la consolidación del desarrollo rural integral y del turismo urbano, rural y de servicios, renglón que está llamado a ocupar los primeros niveles en el PIB del Cesar.
Hasta ahora, la música y los componentes esenciales de la cultura vallenata se han desenvuelto de manera natural, ocupando discretos espacios en las cuentas locales pero ya está en marcha la apuesta de nuestra economía naranja donde el vallenato, el cine, la televisión, la literatura, la gastronomía, el teatro, los centros de convenciones, la moda, el entorno étnico y ambiental tendrán un papel protagónico en el encadenamiento productivo.
Seguimos en el proceso de consolidar cadenas productivas agrícolas, pecuarias y piscícolas para el desarrollo agroindustrial. Una vez entren en operación los planes departamentales de irrigación y energías alternativas, se promoverá la vinculación efectiva de los centros académicos y gremiales para la utilización racional del territorio de acuerdo con su vocación y lograr la continuidad de los jóvenes en las labores rurales a través de negocios rentables con un nivel de ingreso similar a los de la ciudad.
El desarrollo empresarial y comercial no se ha quedado atrás. Como respuesta a la dinámica económica de la minería, la construcción de infraestructura y los proyectos agroindustriales, se han erigido nuevos centros comerciales, surgen emprendimientos y oportunidades de negocios que apuntan a la demanda nacional y ya se reportan resultados en la conquista de mercados internacionales.
Por último, y para hacer honor a los fundadores de nuestro departamento, debemos ser incansables en el propósito de mejorar la competitividad territorial, lo cual permitirá convertirnos en polo de atracción para invitar a empresas nacionales e internacionales a participar en la generación de empleo y de riqueza, bajo las condiciones que se ajusten al Cesar que definió el doctor Alfonso López Michelsen cuando predijo que el Cesar estaba llamado a convertirse en el departamento piloto de Colombia.
Jose Luis Urón Márquez
Presidente ejecutivo
Cámara de Comercio de Valledupar