ECONOMÍA POPULAR
La asociatividad libre, una garantía para la economía popular
La propuesta de gobierno es que la justicia social y ambiental sean la base para que Colombia se convierta en Potencia de la Vida; un pacto anunciado por el presidente Gustavo Petro con las economías populares que permita recuperar la confianza en el Estado y construir una sociedad basada en el reconocimiento del trabajo para al menos dos tercios de la población económicamente activa que realiza su trabajo en la llamada informalidad.
Cerca de la mitad de la economía colombiana genera sus ingresos del sector informal lo que el gobierno denomina: economía popular, que surge cuando los sectores excluidos del mercado laboral crean su propio trabajo, es decir, la economía popular son aquellas unidades productivas que no tienen un encadenamiento productivo, trabajan aisladamente, enfrentan diariamente diversas barreras y en su mayoría, cuentan con un estatus de informalidad.
Este es un tema muy amplio que tiene diferentes segmentos donde la economía popular reúne un sinfín de actividades que es importante desarrollar, pero realmente en el entregiro empresarial la economía popular es un sector grande en el que las micro y pequeñas empresas en Colombia representan el 98% entre formales e informales que contribuyen al PIB, pero sobre todo en la generación de empleo y el ingreso de una forma definitiva para ver posible el desarrollo y la estabilidad socioeconómica en el país.
En consecuencia, es importante generar Asociatividad Libre, es decir que se extienda al sector productivo y el sector de servicio; más cuando en Colombia la Economía Solidaria se define como: “El sistema, socioeconómico, cultural y ambiental conformado por el conjunto de fuerzas sociales organizadas en formas asociativas identificadas por prácticas autogestionarias solidarias, democráticas y humanistas, sin ánimo de lucro para el desarrollo integral del ser humano como sujeto, actor y fin de la economía”, esto es importante porque no se trata de trabajar solo la productividad sino la relación existente con la variable social.
Es necesario potencializar las ideas de un emprendedor y microempresario para tener acceso a diferentes escenarios donde puedan foguearse en un mercado localizado esencialmente en el comercio, la agricultura, la pequeña manufactura, el transporte y las actividades de alimentación; sectores en los que hay una alta concentración de mano de obra, pero un bajo desarrollo de valor agregado.
Dentro de las principales limitaciones que enfrenta la economía popular está el bajo acceso a la contratación, bajo acceso al crédito, limitadas economías de escala, baja demanda y mercado estrecho, tienen poca innovación y opera en el emprendimiento de subsistencia.
Aunque en dichos sectores trabaja mucha gente, su aporte al valor agregado o al PIB es muy bajo y, por ende, son aquellas ramas de la producción donde hay baja productividad. Por eso, la economía popular está conformada por aquellas actividades con gran mano de obra, pero que producen poco y no reciben tantos ingresos, su esfuerzo es muy grande y el aporte que generan a la economía es muy reducido.
Pese a lo anterior, la Economía Popular y Solidaria representa el 25% de todo el mercado nacional, eso nos permite visibilizar la fuerza que este sector tiene en el desarrollo. Así, según datos suministrados por Secretaría de Hacienda de Bogotá, el sector donde más se concentra la economía popular es el comercio donde trabaja el 19% de las personas ocupadas en Colombia y solo genera el 10% del valor agregado. Le sigue la agricultura donde trabaja el 16% de las personas empleadas en el país y solo genera el 7% del valor agregado por lo que en ambos se observa bajísima productividad. Los anteriores indicadores nos dejan frente a la promesa de gobierno que la política pública será construida mediante procesos de concertación directa con los trabajadores de la economía popular. Además, adoptando una serie de medidas, entre ellas garantizar el acceso al financiamiento y el crédito para romper con problemáticas como los préstamos ‘gota a gota’. Finalmente, como instrumento de participación, indudablemente promoverá el desarrollo integral del ser humano, garantizando la participación y acceso a la formación, el trabajo, la propiedad, la información, la gestión y distribución equitativa de beneficios sin discriminación alguna; logrando participar en el diseño y ejecución de planes, programas y proyectos de desarrollo económico y social.
Por: José Romero Henríquez
Vicepresidente de Paz de Derechos Humanos