Con el serio y firme propósito de establecer la magnitud del impacto que se genera en la economía y en la sociedad residente, desde hace algunos años la Cámara de Comercio de Valledupar ha venido realizando investigaciones en el marco del Festival Vallenato, de tal manera que se pueda entregar a los decisores de política pública y a los empresarios involucrados, los elementos para seguir avanzando hacia la constitución de Valledupar como un verdadero destino turístico de talla nacional. Los logros a la fecha son muy discretos y cada festival deja nuevas lecciones que estamos procesando.
La primera de las tareas consiste en incrementar la vinculación de la población local a esta manifestación folclórica, para fortalecer el canal que mantiene la identidad regional, la cohesión y los significados culturales de un gigante que se levanta a finales de abril en Valledupar, pero que su génesis y soporte esencial se extiende en el territorio conocido como Magdalena Grande. La segunda acción inmediata implica el diseño de estrategias que capitalicen lo aprendido a lo largo de 50 años de festival, para posicionar a Valledupar como un destino turístico competitivo, basado en la cultura y el medio ambiente. La tercera de las acciones apunta a implementar las Medidas de Salvaguardia del vallenato solicitadas por la UNESCO, para cumplir con los requerimientos que implica ser reconocido como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por esta instancia multilateral.
La población residente
Tanto las eliminatorias de concursantes y actividades diurnas abiertas al público durante el festival vallenato, como las fiestas nocturnas en recintos cerrados y las concentraciones en el Parque de la Leyenda Vallenata, tienen en común el interés legítimo por la música, recurso que muestra su potencial para generar ingresos y diversificar la economía, pero que se esconde el resto del año, cuando tímidamente acompaña a la feria ganadera o a los lanzamientos de nuevas producciones musicales.
Un estudio reciente de la Cámara de Comercio de Valledupar detalla las motivaciones y limitantes para la participación en el evento folclórico por parte de los diferentes estratos de la sociedad vallenata, encontrándose que los altos costos de las entradas a los eventos programados y el incremento de precios de bienes y servicios durante la semana de Festival, son las principales razones que limitan la participación de un mayor número de residentes. La población joven se aparta de los eventos de competencia de vallenato tradicional y prefieren asistir, en la medida de lo posible, a las presentaciones de orquestas internacionales o de grupos de la nueva ola.
Las encuestas aplicados en años recientes, adelantadas por la misma entidad, señalan que la inseguridad en Valledupar, los débiles controles sanitarios a la oferta gastronómica y los problemas de movilidad siguen siendo las franjas de atención de residentes y visitantes, quienes esperan que la versión siguiente del festival más famoso de Colombia, que congrega unas 100.000 personas, cuente con una mejorar distribución en la localización de los espectáculos y control más efectivo por parte de las autoridades.
Oportunidad para la generación de ingresos más allá del festival.
Las estimaciones del impacto en la sociedad y la economía de Valledupar en los cuatro días de la última semana de abril, revelan una ventana de oportunidades para ser aprovechada a lo largo del año. La puesta en marcha de productos turísticos, acordes con el potencial ya evidenciado, generaría ingresos al municipio, a las comunidades rurales, a hoteles, restaurantes, a las empresas de transporte aéreo y terrestre, agencias de viajes, servicios de salud, centros de educación, artesanos, comerciantes, pintores, músicos, escritores, empresarios de espectáculos y la creación de fondos especiales para la conservación de áreas de interés medio ambiental y para potenciar el patrimonio cultural, esencia misma del vallenato.
La decisión implica la promoción de nuevas infraestructuras para el desarrollo del destino, incluyendo la puesta en marcha de un Centro de Convenciones sobre el cual ya hay significativos avances, pero necesitamos visualizar Conservatorios de música, Centros de interpretación de la naturaleza, museos, rutas para exploración en montañas y nuevos parques con muchos árboles de sombra, para disfrutar las parrandas y para escuchar los cuentos de los abuelos que aún no se han ido.
Debemos ser capaces de integrar los paisajes de montañas, valles, ciénagas y ríos con la música, la gastronomía local, la diversidad étnica, las historias de pueblos y ciudades, para revelar la esencia de nuestro orgullo. Sabemos atender, elogiar y agradar a los visitantes; tenemos casi ganado el vínculo fraternal para generar ingresos por turismo; aprendimos a definir con detalles las dimensiones del orgullo vallenato, porque ya está probado que lo nuestro, bien presentado, produce emociones y sensaciones inolvidables, que llenan con envidia de la buena a los que después escuchan los relatos. Solo eso necesitamos para que quieran visitarnos.
Lograr la condición de destino turístico reconocido debe ser un esfuerzo sin descanso; esto involucra el diseño de productos turísticos; la planificación, ocupación y control adecuado del territorio; la priorización de los valores culturales y ambientales, sobre las aspiraciones de políticos de dejar nuevos elefantes blancos con su nombre en la placa. El punto de partida consiste en aprender del Festival, el cual podría funcionar aún sin aportes de la Gobernación o de la Alcaldía de Valledupar, porque desde cualquier rincón de Colombia llegan ofertas de patrocinio y respaldo a su labor.
Plan Especial de salvaguardia.
Por iniciativa del Clúster de la Cultura y la Música Vallenata, se presentó al Ministerio de Cultura un documento denominado “Plan especial de salvaguardia para la música vallenata tradicional del caribe colombiano”, que sería implementado durante 10 años a un costo de $2.700 millones. El propósito de este Plan es “Valorar las músicas del vallenato tradicional y sus aires propios, como elementos identitarios de la región del vallenato, buscando la preservación de sus matrices melódicas, armónicas y literarias, velando por el rescate y validación de las tradiciones asociadas a la manifestación y su apropiación y retransmisión por parte de las nuevas generaciones”.
Los componentes del Plan, que cubre los departamentos de Cesar, La Guajira y Magdalena, requieren una relación estrecha entre los dirigentes, empresas promotoras de música y arte, centros educativos de todos los niveles y un firme compromiso de sacar adelante el propósito regional de mantener la identidad a través del Vallenato.
En resumen, tenemos los activos esenciales para prolongar la alegría y dinamizar la economía durante todo el año: formamos parte de la Reserva del hombre de Biosfera Sierra Nevada de Santa Marta, declarada por la UNESCO en 1979; tenemos música para compartir con todos los que la quieran conocer; vivimos en constante armonía con las comunidades indígenas Arhuaco, Kogui, Wiwa y Kankuamo; tenemos una población joven que persigue experiencias con la naturaleza y centros universitarios capaces de respaldar nuestras iniciativas empresariales.
Valledupar ya no es el pueblo con precariedades escondido en un rincón del norte del Cesar, ahora es una ciudad región de más de 1.500.000 habitantes donde su gente lucha cada día por salir adelante, creando el futuro en el que vamos a tener el mejor nivel de vida de toda la Región Caribe, y desde ya somos el orgullo del pueblo colombiano que hoy visita la versión número 50 del Festival Vallenato.
Atentamente,
José Luís Urón Márquez
Presidente Ejecutivo
Cámara de Comercio de Valledupar